Durante el mes de abril contacté con Ángela Luna Alarcón, escritora peruana y autora de "Diario de un verdugo". Fue satisfactorio que aceptara participar en este blog con un relato. Vengo siguiendo su huella digital en las redes sociales y sentí que era indispensable tenerla aquí, para que más personas la conocieran. La sorpresa de su participación ha sido mayor a la que imaginé. El relato que leerán a continuación, no hace más que afirmar que esta autora no ha hecho más que empezar a poner nuestros mundos de cabeza. Los invito a sumergirse en su historia y dejarse llevar por las reflexiones que aquí plantea.





Biografía de Ángela Luna (Extraído de su blog http://elyalovi.blogspot.com/)
Nació un 3 de enero de 1987, justo el año en el que se estrenó los Simpson. Ángela Luna estudió la carrera de Comunicaciones en la Universidad San Martín de Porres, egresando con la especialidad de comunicación audiovisual. A Ángela Luna le encantan las series y las películas y también curiosamente le gusta escribir sobre series y películas. En sus tiempos libres, Ángela Luna piensa en teorías de la conspiración, distopias apocalípticas que incluyen zombies y en cómo conocer a John Mayer para decirle que Continuum es el soundtrack de su vida. Finalmente, a Ángela Luna le parece gracioso hablar sobre Ángela Luna en tercera persona.






 “Las Guerras de las Galaxias” es la razón por la que decidió ser astronauta y también el por qué sus dos hijos se llaman Luke y Leia. Se sentía mal porque en el momento en el que vio el meteorito impactar la tierra no pensó en ellos. Lo primero que le se le vino a la mente es lo inexacta que es la ciencia en sus cintas favoritas. Ni si quiera “La Guerra de las Galaxias” se salvaba. No existe una espada laser y si existiera tampoco haría un “buzz” al prenderse. Al menos no en el espacio. No hay sonido en el espacio. Así que tampoco pudo escuchar sus propios gritos de desesperación e impotencia cuando ante sus propios ojos su mundo desapareció.
En el espacio se ven tantas cosas que uno queda maravillado y absorto, pero ahora lo odiaba. Odiaba estar allí. Odiaba todo a su alrededor. Odiaba no haber escuchado a su esposa que le rogaba que pasara más tiempo con ella y que le renegaba porque estaba perdiendo la niñez de sus hijos. Ahora se odiaba tanto a sí mismo.
Trató con todas sus fuerzas sacarse el casco porque el propio aire del traje lo asfixiaba.
Se sentía claustrofóbico.
Lloró desconsoladamente y gritó pero nadie lo escuchó porque en el espacio no se pueden escuchar sonidos.
Se debatió consigo mismo lo que iba a hacer.  El primer punto en su plan era llegar a la estación de la Luna e intentar hacer contacto con quien sea haya sobrevivido como él.

No quería estar solo.

Albergaba la esperanza de que alguien respondiera.

Envió una gran cantidad de mensajes.

Vio pasar una estrella fugaz y se dio cuenta que era lo único que quedaba de la humanidad.



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