¿Cuántas series o películas habré visto desde el primer día de enero de 2024 hasta la fecha? ¿Cuál es mi favorita y por qué? Un par vienen a mi mente, pero no estoy seguro si las vi este año; parecen recuerdos lejanos y no las considero tan buenas como otras que atesoro en la memoria. ¿Por qué me pasa eso?
Cuando la televisión por cable estrenaba episodios de las series “Millenium” de Chris Carter, “The Sopranos” o “Dexter” (basada en el libro de Jeff Lindsay), yo trataba de no perderme ningún episodio y, durante el transcurso de una semana o más, los comentaba o discutía con mis amigos. Además, mientras viajaba en el transporte público o caminaba por las calles de mi ciudad, me distraía pensando en qué pasaría con mis personajes favoritos o con las tramas en las que se encontraban envueltos. Me cuestionaba sobre cómo resolvería la historia si yo fuese el guionista. Sin saberlo, convertía las series en mi particular ejercicio de narrativa creativa mientras esperaba la emisión del siguiente episodio. De esa manera, disfrutaba toda la temporada de una serie y, como no había veinte mil estrenándose cada semana, la historia quedaba grabada en mi cabeza.
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Sección "La columna del invertebrado" de Daniel Collazos Bermúdez Publicada en Verso Inefable.
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