Un año de pandemia - Parte 2

11:57 a.m.


Como escribí en la primera parte de mi primer año en pandemia, contaré algunos detalles de mi vivencia. Evitaré hablar de enfermos o muertos, no por insensibilidad, sino porque de eso ya tenemos bastante en las noticias (las cuales muchas veces son desesperanzadoras) y nuestras propias vidas .

Durante la cuarentena que empezó en marzo, salía de casa solo para hacer la compra semanal. Aquello no fue suficiente para alejar la pandemia del Covid-19 de mi cabeza. ¿Quién podía relajarse en una caminata llevando una mascarilla, temiendo que un enemigo invisible lo ataque o viendo las calles vacías de una ciudad tan activa, como Lima?

Mientras escogía los tomates en el supermercado, escuchaba algún podcast a través de mis audífonos. Aunque es contraproducente, prefería los programas que habían sido grabados recientemente, para enterarme de lo que pasaba con la pandemia en otras partes del mundo. Puntualmente escuchaba “Días extraños” (https://www.ivoox.com/podcast-dias-extranos-santiago-camacho_sq_f1413939_1.html) y “Milenio Live”. (https://www.ivoox.com/podcast-milenio-live-oficial_sq_f1269157_1.html) Sé que ambos a veces emiten información alternativa, pero siempre han sido mis favoritos. Algunas veces oía “Radio ambulante” (https://radioambulante.org/), sugerido por mi entrañable amigo, Omar Ríos. 


¿Quién podía relajarse en una caminata llevando una mascarilla, temiendo que un enemigo invisible lo ataque o viendo las calles vacías de una ciudad tan activa como Lima?


Una noche en el encierro de mi casa, tuve mi primera videollamada compartiendo con amigos y una cerveza. Entre ellos estaba el escritor, editor y presidente de la Cámara Peruana del Libro, Willy del Pozo. Lo pasamos bien durante la charla, a pesar de estar muy conscientes que manteníamos una conversación rara o algo incómoda a través de la cámara web de un teléfono. La noche terminó y apagamos nuestras cámaras. No tuve un regreso a casa caminado por las calles después de la reunión. Solo volví a mi dormitorio a ver noticias por la televisión.

Las llamadas telefónicas de distintos amigos se hicieron frecuentes durante esos días. Nos preguntábamos cómo estábamos, cómo nos sentíamos y nos deseábamos salud. Fue extraño que entre esas comunicaciones estuvieran dos de mis exnovias. Ambas querían solucionar nuestros problemas de hacía demasiado tiempo y que ya ni recordaba. Terminé por agregarlas a mis amigos de redes sociales y hasta ahora, a veces nos comunicamos para confirmar que estamos saludables. Todo aquello reforzaba mi idea de despedida o apocalipsis, lo cual agravaba mi bloqueo creativo, hasta que Willy volvió a llamar y me invitó a escribir junto a él un cuento sobre la pandemia. Acepté, aunque no sabía si lo lograría. Muchos me decían que era un momento perfecto para crear cuentos o quizás una novela de lo que nos sucedía. Nada más lejano de la realidad. No puedo concentrar si estoy tan ansioso. Siempre necesito procesar un poco las cosas o quizás sentir que ya estoy en un momento seguro.


Me costaba redactar y por eso también abandoné este blog por un tiempo.


Willy y yo logramos escribir un cuento llamado “Postergado” publicado en Facebook y que posteriormente formó parte del libro “Cuarentena”, en el que también participé diseñando la portada y algunas páginas interiores.


La aventura literaria que me propuso Willy me ayudó a liberarme un poco. Pude volver a escribir algo más, pero solo microcuentos para mi perfil de instagram (https://www.instagram.com/danielcollazosb/) y por lo general todo tenía que ver con la situación que el mundo vivía (Sentía que era importante registrar el momento de alguna manera). Me costaba mucho redactar algo extenso y por eso, también abandoné este blog por un tiempo.


Avenida deshabitada en los días de cuarentena estricta.

Un evento bastante extraño ocurrió el 15 de abril de 2020. En el cielo de Lima se vio transitar un bólido (https://peru21.pe/lima/un-bolido-o-meteorito-fue-avistado-en-el-cielo-de-lima-e-ica-alrededor-de-las-800-pm-noticia/). ¿Señales del apocalipsis? No creo que fui el único en pensarlo, pero quizás uno de los pocos que se rio, preguntándose ¿y ahora qué más vendrá?

Durante el evento meteorológico me encontraba en una teleconferencia junto a varias personas. Hablábamos sobre un proyecto que no se concretó. Entre ellos que se encontraba el escritor Raúl Quiroz. Cuando la reunión terminó, Raúl y yo conversamos por teléfono para comentar todo lo que pasaba. Creo que en ese punto iniciamos una amistad más cercana.


Junto a Raúl y Miguel Ángel gestamos nuestro proyecto sobre terror y ciencia ficción: “Los 3 Tipos”.


Llegado el mes de mayo tuve un cumpleaños bastante austero en comparación a los que ya estaba acostumbrado (en años anteriores solía asistir con mi soledad a un bar a escuchar música). Con el toque de queda empezando a las 6 de la tarde (https://gestion.pe/peru/adelantan-toque-de-queda-ahora-sera-desde-las-6-de-la-tarde-y-comenzara-a-regir-desde-manana-noticia/) no había mucho por hacer. Por la tarde dicté la clase virtual de Redacción y Storytelling para el instituto superior Toulouse Lautrec y casi en la madrugada hice una videoconferencia con Miguel Ángel Vallejo. Conversamos con un par de cervezas y bastante sarcasmo que escondía nuestras preocupaciones. Supongo que era una manera de afrontar nuestros miedos.

Entre el mes de mayo y junio decidí adoptar a un perro. Necesitaba compañía. Así fue como llegó Satán a mi vida, quien es uno de mis mejores amigos y gran parte de mis alegrías. Es el primer perro que tengo. Siento que el nombre que le puse es perfecto para tiempos tan extraños. Es pequeño, bastante inteligente y se sienta de una forma particular (como pueden ver en la foto). Está conmigo durante todo el día: En mis bloqueos creativos y momentos de inspiración. Me hace feliz y espero pueda acompañarme durante muchos años.


Otro evento extraño en esos meses, fue presenciar la Feria Internacional del Libro de Lima desde mi escritorio. El evento se celebró de forma virtual. Junto al libro Cuarentena, se presentó otra muestra literaria llamada Zomos Zombis de Hans Rothgiesser. Uno de mis cuentos se encuentra en esas páginas. No pensé que el libro de publicaría en plena pandemia, por tratarse de historias sobre una pandemia zombi que afecta a todo un país. Al escribir, muchos meses antes, el cuento titulado Moquegua, tampoco imaginé que viviría una situación parecida.

No puedo precisar si fue a partir del mes de junio o julio que Miguel Ángel, Raúl y otros dos amigos empezamos a reunirnos cada viernes a las 11 de la noche, a hacer algo de catarsis sobre nuestras vidas. Eso nos llevó a comentar sobre películas y libros. La pasábamos muy bien. Miguel Ángel nos confesó en esas llamadas, que estaba escribiendo un libro sobre la cuarentena desde su punto de vista. También incluía historias con sus amigos y otras con su padre, fallecido hacía poco tiempo, pero mucho antes de la pandemia. Así lo vi gestar el libro “Los anteojos de mi padre. Textos de cuarentena” (https://lektu.com/l/los-3-tipos/los-anteojos-de-mi-padre-textos-de-cuarentena/15026) , al que también tuve la suerte de diseñar la portada.


En paralelo, junto a Raúl y Miguel Ángel desarrollamos nuestro proyecto sobre literatura de terror y ciencia ficción: “Los 3 Tipos” (https://www.facebook.com/LosTresTipos). Se nos ocurrió que lo que conversábamos en nuestras reuniones privadas, podría interesarle a alguien más. 

Hablar durante los siguientes meses con Raúl y Miguel Ángel fue sano para mí. Si bien todavía me costaba escribir, ya lo hacía con más soltura. Además, me sentía menos solo conversando con otras personas que dedican su tiempo a escribir y con los que compartía mi angustia y paranoia sobre la pandemia.


No puedo decir que me he adaptado a esta situación, pero he aceptado que ciertos aspectos de mi vida han quedado en pausa indefinida.


Sé que soy uno de esos privilegiados que aún no se ha contagiado de Coronavirus, pero en ese tiempo me estaba consumiendo la situación de encierro. Ver en las noticias las cifras diarias de enfermos o muertos, me hacía sentir angustia e incertidumbre. Todos los planes que tracé para 2020 ya no existían. Una vez más tuve que acomodarme a lo impredecible de la vida.

La última sorpresa del año me la dio el escritor Hemil Garcia Linares, quien me informó que otro de mis cuentos (Alguien te observa desde la oscuridad) había sido seleccionado para una muestra. Esta vez en la editorial Raíces Latinas en Estados Unidos. El libro es Proyecto Cthulhu, homenaje a H.P. Lovecraft donde participamos varios autores de Latinoamérica. A nivel literario, el fin de 2020 no era tan malo. Menos aún cuando descubrí que mi amigo José Antonio Quiñones publicaba su primer cuento en la antología "Relatos de pandemia" de la editorial Rata Esquizofrénica. Que un amigo publique sus textos, siempre es una alegría.

El año 2020 terminó y una vez más agradecí estar vivo y sano (Desde el año 2018 lo hago por motivos que no vienen al caso). No puedo decir que me he adaptado a la situación de encierro o arresto domiciliario (como me gusta llamarla), pero he aceptado que ciertos aspectos de mi vida están en pausa indefinida. La buena noticia es que tengo menos dificultades para escribir relatos largos. Aunque no he quedado contento con todos, estoy en la batalla. Revisar los apuntes de las clases del curso de Escritura Creativa que ahora dicto desde zoom, me ha servido bastante. Uno de esos apuntes trata sobre la interacción con otras personas y la constancia de escribir diariamente. He logrado producir algunos cuentos con los que he quedado satisfecho. Uno de ellos ya se encuentra en este blog con el título "El poder de la adivina" y otros están en la mesa de una editorial, esperando a ser aprobados para publicarse.


Ximena y Miguel Ángel, parte de buenos amigos que me ayudan a pasar por la pandemia.

¿Qué pasará en los próximos días en que cumpliremos un año sumergidos en esta situación? No lo sé. Estoy ansioso porque todo esto termine. Quisiera que todos puedan conservar la vida, la salud física y la mental. Creo que esto ya nos ha cambiado a todos, pero en algunos aspectos es muy temprano descifrar con claridad si ha sido para bien o para mal.

No tengo nada más que decir que debemos esforzarnos en seguir adelante y agradecer lo bueno o poco que tenemos. Estar vivos es un lujo que no debemos desperdiciar.

"Las pequeñas cosas significaban tanto. Yo solía pensar que eran triviales. Créeme, nada es trivial".

(El Cuervo / Director: Alex Proyas / Año: 1994)


Gracias por leerme.
Espero leer tus comentarios.
Hasta la próxima.
Daniel Collazos Bermúdez

Instagram: danielcollazosb

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2 comentarios

  1. Esta segunda parte ha estado genial. Con el toque catastrofista propio de la realidad que aún no sabemos cuándo acabará, pero con una maravillosa reflexión gigante: agradezcamos estar vivos. Creo que muchos nos vemos reflejados en tu historia (miedos, incertidumbre, bloqueo, ansiedad). Gracias por esta segunda vuelta.
    PD: Satán es muy cómico (esa manera de sentarse🤣🤣🤣).
    Me alegra mucho que hayas encontrado el proyecto de <> como salvavidas, y que nos lo hayan regalado a todos nosotros 👌👏🏻👏🏻👏🏻

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  2. Judith (no sé si sale el nombre 🙄)

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