El cine es una forma de expresión artística y comunicación masiva de ideales, valores y sentimientos, pero también es un negocio.
Como todo producto con sentido comercial, requiere de publicidad para su difusión y que el dinero invertido en su realización tenga un retorno económico, es por eso que como los carteles o posters son parte irremplazable de la estrategia publicitaria que entusiasme al espectador a ver una película.
Los posters son la clave de la promoción de la industria cinematográfica desde sus inicios y desde siempre fue fundamental el trabajo de imágenes de gran calidad visual, es por eso que en aquellas épocas los encargados de estas piezas publicitarias fueron artistas plásticos.
En 1870 el artista francés Jules Chéret fue uno de los primeros artistas en crear carteles a todo color para la industria del espectáculo. Sin embargo fue en Estados Unidos de Norteamérica donde el poster de película tuvo su mayor desarrollo como elemento promocional.
Durante estas primeras épocas, se empezó a gestar estructuras formales en función de los géneros cinematográficos con el objetivo de facilitar al público la elección de las películas.
Funciones del poster promocional de película:
– Dar a conocer la existencia del filme
– Capturar la atención del potencial espectador
– Posicionar la película de una manera rápida y sencilla en la mente del público
– Comunicar las principales fortalezas de la película.
Evolución del arte de los Posters de Películas de Terror
En la década de 1930, los carteles experimentaron importantes cambios. En lo que concierne al género de terror, los diseñadores de posters recurrían constantemente a efectismos para lograr el impacto visual en el espectador.
El dramatismo y el empleo de colores expresionistas mediante el óleo o la acuarela fueron desarrollados por el pintor, director artístico y habitual ilustrador de Universal Pictures: Karoly Gros.
Gros desarrolló carteles para películas como Drácula (1931), de Tod Browning;
Frankenstein (1931); La momia (1932); La novia de Frankenstein (1935), de Whale; y El doble asesinato de la calle Morgue (1932), de Florey.
En las décadas de 1940 y 1950 los géneros cinematográficos de fantasía, ciencia ficción y terror, fueron los favoritos del público. Los posters de estas producciones se inspiraron en imágenes extraídas de la misma película que promocionaban.
Algo en común de estos carteles es el uso de imágenes tratadas como portadas de revistas (Pulps y Magacines). El uso de mujeres indefensas a manos de horribles criaturas o atadas a mesas de tortura, eran lo más habitual.
En cuanto a las tipografías utilizadas, en esta época se marcó un hito en cuanto las letras sangrantes.
En Francia, luego de la Guerra Mundial, el sindicato de Cartelistas de Cine ya era un hecho. Artistas y publicistas recibirán encargos puntuales para el cine. Tal es el caso de Raymond Gid, uno de los mejores creativos de la publicidad francesa, quien realizó el diseño para el poster de la película “Les diaboliques” (1954) entre otras.
En las décadas de 1950 y 1960 estuvieron marcados por la tentativa de volver a los diseños de 1930, sin embargo no hubo éxito porque aquella época inocente no era compatible con los impactantes hechos de la era nuclear. En esta etapa aparece el estadounidense Saúl Bass.
En la actualidad, el desarrollo de diseño de posters del género de terror está más orientado al público juvenil. El patrón de diseño está marcado en su mayoría por mostrar fotografías de jóvenes atractivos junto a elementos amenazantes, titulares publicitarios que refuercen la sensación de temor, el color negro es predominante expresando sensaciones funestas o de incertidumbre por lo misterioso.
Esto es solo un breve resume del diseño de carteles o posters publicitarios de películas de terror.